“Dios es el que me ciñe de poder, y quien hace perfecto mi camino”  Salmos 18:32

 

Un niño campesino hacia su primer viaje al pueblo empujando una carreta con pasto. En el camino se encontró con un puente muy largo, cerrado por los costados, y cubierto por un techo, por lo que parecía más bien un oscuro túnel.

 

El muchacho lo miró asombrado y luego, mirando su carga de pasto, dijo: “No podré pasar, la salida es muy angosta”. Y disgustado se volvió con su carreta.

 

Naturalmente el niño no comprendió que se trataba de una ilusión óptica. Si hubiese atravesado el puente, habría encontrado que éste era tan ancho a la salida como a la entrada.

 

A veces pensamos que no cabremos por el camino. A la entrada de un nuevo año, contemplamos los largos días que se extienden por delante y nos preguntamos: ¿Cómo podré llevar mi carga hasta el fin?  Pero, al terminar nuestro camino, encontramos que el Dios que nos ayudó al salir el sol, está a nuestro lado al atardecer, que los ojos del Señor han estado sobre nosotros  “desde el principio del año hasta el fin”.

 

Dos lecciones importantes: Primera, que cuando tenemos un gran obstáculo al frente, debemos hacer lo posible en la seguridad de que Dios se encargará de lo imposible. El mejor medio de vencer los escollos de la vida, es enfrentarlos sin titubeos. Hay que dar frente a nuestras dificultades, todo problema que eludimos, es un fantasma que perturbará nuestro reposo. Segunda, que el Señor no nos hace caminar por senderos tortuosos sin que su presencia no nos acompañe. Él promete:

 

“Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y los cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre”.

 

Esta es una declaración que si tenemos en perspectiva una empresa o una lucha peligrosa, nos infundirá valor para acometerla: Si el Señor va delante de nosotros, estaremos seguros siguiéndole. ¿Quién puede oponerse a nuestro paso si el mismo Señor va a la vanguardia? ¡Avancemos con decisión! ¿Por qué dudamos cuando la victoria esta asegurada? ¿Quién podrá impedir la ejecución de los propósitos del Señor y oponerse a sus designios? Dejemos a un lado el temor y avancemos por el camino del deber.

 

Sigamos adelante con fe y nuestro camino se allanará. Las tortuosidades del artificio humano y las sutilezas de Satanás se enderezarán para nosotros, sin necesidad de tener que seguir sus engañosos rodeos.

 

Las puertas de bronce se caerán y los cerrojos de hierro que las sujetaban serán hechos pedazos. Para derribarlos no serán necesarios arietes ni barras. El Señor mismo hará el milagro, y lo que nos parezca imposible se convertirá en realidad. Esa fue la experiencia de Israel y así lo reseña el salmista:

 

“Alaben la misericordia de Jehová y sus maravillas para con los hijos de los hombres.  Porque quebrantó las puertas de bronce, y desmenuzó los cerrojos de hierro”.

 

Dios ordena confiar en su palabra y marchar en cumplimiento de nuestro deber, aunque no veamos ningún camino. Podemos estar seguros  que a medida que avanzamos Dios abrirá el camino, tal es su promesa: “Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos, si corrieres, no tropezarás”.

 

Es maravilloso ver cómo el Señor precedía a Israel en la tierra prometida con un curioso ejército avispas las cuales  iban  espantando a los enemigos. Y cómo cuatro leprosos fueron precedidos por el Señor mientras avanzaban al campamento de los enemigos para disfrutar de una grandiosa bendición.

 

No reclame un camino despejado. Dios no nos abre camino con antelación a nuestra llegada. Muchos esperan que Dios va a prepararles kilómetros y kilómetros por adelantado, cuando Dios solamente ha prometido hacer esto paso a paso a medida que la necesidad se presente.

 

No se angustie por las dificultades del camino. Avance confiado y en cada etapa de su viaje encontrará alimento, vestido, techo y amigos. Tal es la promesa del Señor: “Conforme se te presenten los días así serán tus fuerzas”.

 

¡Usted tiene la respuesta!

¿Alguna vez ha notado que el mundo está lleno de personas que se pasan la vida huyendo de algo que no las persigue? ¡Cuánto temor innecesario! Usted puede regocijarse y decir como el rey David: “Dios es el que me ciñe de poder, y quien hace perfecto mi camino”  Salmos 18:32

 

 

¡Dios les bendiga!

Amén