Pésame Dios en balanzas de justicia, y conocerá mi integridad. - Job 31:6

 

Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. - Daniel 5:27.

 

En una tumba del valle de los Reyes en Egipto se muestra un fresco que representa al difunto llegando al otro mundo.
 

Allí se encuentra al dios Osiris, llevando una balanza con la cual va a ser pesada su alma. Según el resultado, se le conducirá a la morada de los dioses, llena de flores y pájaros, o se le precipitará aun pantano lleno de cocodrilos.
 

Aún hoy se cree que Dios pondrá en su balanza el bien y el mal cometido por cada ser humano para fijar su suerte según la inclinación de los platillos. Todos esperan que el bien pese más que el mal. ¡Pensamiento usual pero falso!
 

Job, el personaje bíblico que pidió que fuese pesado en balanzas de justicia, se entregó a un examen de conciencia y declaró: "Nunca hurté ni defraude; no cometí adulterio. Mantuve el derecho de los débiles, supe compartir..." Eran miles de buenas razones para ser hallado justo. No obstante, Dios le muestra su locura. ¿Justificarse ante él? ¡Qué inconsciencia! ¡Qué ignorancia de sí mismo y de Dios! (Job 40:4; 42:3-6).

 

Abandone usted, pues, la ilusión de que si se le pesara en la balanza de Dios, la inclinación de los platillos le sería propicia. Crea a Dios y reciba su gracia: acepte lo que él dice de usted, es decir, que es un pecador perdido y que sólo puede obtener la salvación acudiendo a Jesucristo.
 

"Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9).

 

¡Dios les bendiga!

Amén